Recogiendo unos de los temas que tratamos en nuestros Stories de Instagram hace unas semanas. En este artículo hablaremos de una parte esencial de la tècnica vocal, la división de la voz en registros. Es básico entender que hay 2 registros básicos (repetimos: sólo 2): voz de pecho (graves) y voz de cabeza (agudos).

¿Qué son los resonadores?como casi todos los instrumentos (recordemos que la voz humana cantada, es un instrumento), la voz necesita de una caja de resonancia, de un espacio donde amplificarse y hacerse audible, fuerte y proyectada. En el caso de las notas bajas, la voz grave (muchas veces coincide con la voz hablada), ésta resuena en nuestro pecho, concretamente en nuestra caja torácica, por esto, si cuando hablamos con voz grave ponemos la mano sobre nuestro pecho, notaremos como este vibra debido a las ondas sonoras que rebotan contra nuestra masa muscular torácica.

Aquí tenemos un buen ejemplo de una voz en registro de pecho de una voz femenina:

Por contra (y algo más complejo a la hora de visualizarlo) nuestra voz aguda, fina, el falsetto, es decir, los agudos, resuenan en “la cabeza”, por eso se le llama también voz de cabeza. En este nombre de “voz de cabeza” hay muchos matices que debemos explicar. Cuando hablamos de voz de cabeza, no nos referimos a que la voz rebota o resuena en la parte alta de nuestro cráneo, si no que si nos fijamos en la imagen veremos como en nuestra calavera, al lado de la nariz, concretamente en la zona de los pómulos, hay unas pequeñas cavidades y fosas huecas que, junto con las cavidades nasales, serán las encargadas de amplificar nuestros agudos para que se oigan debidamente e incluso tengan una potencia increíble, cuando sabemos usar nuestra técnica vocal para el canto.

La misma Whitney Houston usando su voz en registro de cabeza (agudos). Lograr un cambio de registro unificado, imperceptible, suave, lleva mucho tiempo, mucha práctica y mucha técnica…pero se consigue. Como podemos ver en este video de Whitney Houston, su cambio de registro, si bien se escucha, es elegante, sus registros son unificados y sobretodo, no le supone ningún esfuerzo el cambio y lo hace con una facilidad envidiable.

 

Por lo tanto, como hemos dicho, existen dos registros claros en la voz humana, tanto hombre como mujeres estamos capacitados para reproducir sonidos graves y agudos, pero ¿dónde acaba un registro y empieza otro? Cada voz es un mundo, no sólo hay diferencias entre voz masculina y femenina, si no también dentro de cada sexo hay gente con la voz más grave y otra con la voz más aguda, así que cada persona cambiará de un registro a otro en una zona diferente según sea su tipo de voz. Esta zona de cambio, en canto lírico (òpera) la llaman “Il Passaggio” (el pasaje, el paso) un nombre muy adecuado.

La zona de cambio, passaggio o como yo le llamo “territorio comanche” es uno de los caballos de batalla de todo cantante. Cuando empezamos a cantar, sobretodo, nos da muchos problemas ya que el cambio de registro es muy notable, se producen gallos, o sonidos extraños al pasar de un registro a otro (sobretodo en los hombres) o simplemente no encontramos nunca el momento de cambiar a voz de cabeza (falsete) lo que nos lleva a ir forzando la voz hasta que nos acabamos haciendo daño.

Esta dificultad tiene una explicación fisiológica clara. Cuando usamos notas graves para hablar o cantar, las cuerdas vocales (recordemos que están alojadas en el interior de  nuestra laringe) están en una posición flácida, corta y se mueven lentamente con el paso del aire que proviene de nuestros pulmones, pero, a medida que vamos aumentando el tono de nuestra, voz, es decir cada vez vamos haciendo notas más agudas, las cuerdas vocales empiezan a vibrar muy rápido y a estirarse cada vez más. Llega un punto en que no tienen más espacio horizontal para estirarse, así que la laringe se inclina en un movimiento oblicuo para dejarles más espacio para estirarse y así poder llegar a tonos aún más agudos. Esta explicación que en principio parece compleja, es simple como podemos observar en los videos que os dejo a continuación